lunes, 1 de febrero de 2016

Y vamos de nuevo...

Es vaga la sensación y el recuerdo de expulsar algunas palabras de esta mente ya distorsionada por el tiempo, claramente volátil ante cada mirada y empecinada en mantener su total atención en una sola y clara dirección.

Esto obviamente no es el inicio y mucho menos el final de una confusión divina que deberá repetirse miles de eternidades, solamente para probar en este mundo material que las fuerzas de tu agonía pueden librar todas las batallas cuándo tu esencia se planta sobre tu decisión y tu espíritu decide encarar al mismo Universo.

Y es que aunque ahora logres escuchar destellos de una épica guerra al estilo del mejor relato griego, es casi seguro que también recordaras cada una de esas batallas en las que fuiste el vencedor, o en las que estoicamente afrontaste la derrota.

En este bosque de grafemas definitivamente no estará esa fórmula que buscas, esa que esperas llegue a dar el balance a tus miedos y tu valor, a tus tristezas y tu alegría, a tu desdicha y a tu emoción, solamente vamos a sacudir esas ramas que hagan caer las líneas sin sentido de un árbol lleno de letras puras, solamente vamos a llevar una práctica ligera.

Cómo última anotación de esta noble pero disparatada práctica me parece de buen uso compartir una de las grandes verdades que hemos de vivir muchos, entender algunos y disfrutar pocos:

"Y es que en este mundo de infelices, cualquiera con una sonrisa tatuada será un disidente condenado a la tortura, en donde la condena la dicta La Muerte y La Vida es el castigo eterno."